Soy informático. Paso gran parte del día entre teclas, códigos y sistemas que buscan funcionar mejor. Pero hubo un momento en mi vida —quizá como te ha pasado a ti— en el que me di cuenta de algo: por dentro, yo también necesitaba actualizarme. No con una nueva versión, sino con una mirada más honesta, más profunda, más humana. Así nació este blog. Un espacio donde la tecnología se queda en pausa y toma la palabra el corazón. Donde no se habla de datos, sino de emociones. Donde no se buscan respuestas exactas, sino preguntas que inviten a crecer. Aquí escribo sobre lo que me duele, me inspira, me sacude y me transforma. Porque descubrí que el crecimiento personal no es un lujo ni una moda: es una forma de vivir con los ojos abiertos. No soy gurú, ni coach, ni terapeuta. Solo alguien que eligió mirarse de verdad. Y que decidió compartir ese camino. Si alguna palabra de este blog te abraza, te despierta o te acompaña… entonces ya habrá valido la pena. Bienvenido. Estás en casa.
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