¿Controlamos Nuestro Destino o Nuestras Expectativas?

Nos gusta pensar que tenemos el control. Creemos que podemos moldear nuestro destino, trazar planes y seguir un camino claro hacia el éxito y la felicidad. Pero un día, algo inesperado sucede. El amor que dábamos por hecho se desvanece, el trabajo soñado no llega, la vida nos sorprende con giros que nunca imaginamos. Y entonces, el sufrimiento aparece.

No sufrimos por lo que sucede, sino por las expectativas que nos habíamos creado. Pensamos que encontraríamos el amor en cierto momento de nuestra vida, que nuestra carrera despegaría según un plan perfectamente estructurado, que las personas a nuestro alrededor actuarían según nuestras expectativas. Pero el mundo no funciona así.

Si miramos honestamente nuestra vida, nos daremos cuenta de que hay muchas cosas que simplemente no están en nuestras manos.

Las circunstancias externas ; puedes salir por la puerta de tu casa sin saber lo que va a suceder. Un accidente, una oportunidad inesperada, una conversación que cambia tu perspectiva, todo es incierto. El comportamiento de los demás; no podemos controlar cómo actúan los demás. Queremos que nos traten con amabilidad, que nos amen de cierta manera, que nos valoren como creemos merecer. Pero las personas tienen su propia realidad, sus propios conflictos internos. El tiempo y su ritmo; queremos que las cosas pasen cuando queremos, pero la vida tiene su propio tempo. El éxito profesional, el amor, la estabilidad emocional, todo llega en momentos diferentes para cada persona.

El problema no es lo que sucede, sino lo que esperábamos que sucediera. Cuando imaginamos nuestra vida de una forma y la realidad nos muestra otra, aparece la frustración. Esperamos que la relación de pareja sea perfecta, y cuando surgen problemas, sufrimos. Esperamos que nuestro trabajo nos dé felicidad constante, y cuando encontramos obstáculos, nos sentimos decepcionados. Esperamos que la vida sea justa, y cuando no lo es, nos llenamos de amargura. Pero, ¿y si en lugar de controlar la realidad, aprendemos a soltar nuestras expectativas?

Aceptar la incertidumbre; la vida es incierta por naturaleza. En lugar de luchar contra ello, podemos aprender a verlo como una aventura. No sabemos lo que va a pasar, y eso está bien. Diferenciar lo que podemos controlar de lo que no; podemos controlar nuestro esfuerzo, nuestra actitud y nuestras reacciones. No podemos controlar el resultado final. Fluir con la vida; en lugar de aferrarnos a una idea fija de cómo deben ser las cosas, podemos aprender a adaptarnos. A veces, lo que no esperábamos resulta ser mejor de lo que imaginábamos. Disfrutar el presente ; cuando vivimos atrapados en nuestras expectativas, nos perdemos lo que está sucediendo ahora mismo. Mirar alrededor y encontrar gratitud en lo que ya tenemos puede cambiar nuestra perspectiva. No podemos controlar todo lo que sucede en nuestra vida, pero sí podemos cambiar la forma en que lo experimentamos. Si soltamos las expectativas rígidas y aprendemos a aceptar la incertidumbre, el sufrimiento pierde su fuerza. En lugar de preguntarnos «¿Por qué no pasó lo que yo quería?», podríamos preguntarnos: «¿Qué puedo aprender de esto?».

Al final, la verdadera libertad no está en controlar el destino, sino en aprender a vivir sin ataduras a lo que creíamos que debía ser.

© 2025 Angel Vázquez. Todos los derechos reservados.


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